No Cerremos Las Puertas


Aterrorizados al ver semejante castigo, se mantendrán a distancia y gritaran: ¡Ay! ¡Ay de ti, la gran ciudad, Babilonia, ciudad poderosa, porque en una sola hora ha llegado tu juicio!
Apocalipsis 18:10

El primero de agosto del 2004 ocurrió una de las peores tragedias de la historia de Paraguay. Se incendió el supermercado Icua Bolaños, arrojando un saldo de más de doscientos quince muertos.

El cuerpo de bomberos coincidió en que todo comenzó en una de las cocinas del patio de comidas del centro comercial, presumiblemente a raíz de una explosión originada por un escape de gas. Pero lo que genero mayor controversia fue que algunos testigos denunciaron que los responsables del local cerraron las puertas para que nadie saliera sin pagar, hecho que agravo la tragedia.

Mientras los cadáveres carbonizados eran sacados y depositados en una discoteca frente al “shopping” siniestrado, una testigo, Rosa Resquin, relato a la prensa que los responsables del establecimiento cerraron las puertas y los guardias impidieron que los clientes ganaran la calle y que recién cuando llegaron la policía y los bomberos abrieron las puertas, pero ya era demasiado tarde.

Quizás se podrá decir algo semejante acerca de la iglesia en el día del juicio: el supermercado planeta tierra estaba en llamas y muchos no lograron salvarse porque los cristianos cerramos las puertas de escape.

Si hoy no damos a conocer la vía de escape al juicio eterno, estaremos cerrando las puertas del cielo para toda una generación.

¿Qué puedo hacer hoy para evangelizar a mi generación?

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